Hola de nuevo chic@s:
El evangelio de hoy domingo es realmente interesante y muchos de nosotros nos podemos ver reflejados en él.
Jesús quiere que seamos ingenieros....
¡Sí! Ingenieros, de los que hacen buenos puentes para unir a las personas.
Pero lo mejor es que oigamos el evangelio. Seguro que entenderéis mejor lo que os quiero decir.
Lc 16, 19-31
Un día más, Jesús quiso
enseñar algunas verdades a sus amigos, utilizando una historia. Les dijo:
Había un hombre rico que comía grandes banquetes y vivía a cuerpo de rey.
En la
puerta de su casa había un hombre pobre, enfermo, y hambriento, llamado Lázaro.
Pedía ayuda, pero no le daban ni las migajas. El mendigo murió y fue al cielo.
El rico también murió, y fue al infierno. Y desde allí, mirando hacia lo lejos,
vio a Lázaro en el cielo. Entonces le dijo: «Por favor, ayúdame».
Pero Abraham, que estaba en el cielo con el
mendigo, le dijo: «¿No ves que tú ya lo tuviste todo en vida? ¿No te acuerdas
de lo mal que estaba este hombre, y no le hiciste ni caso?» El rico se dio
cuenta. Y se arrepintió de no haberle prestado más atención. Entonces dijo:
«¿puedes, por lo menos, avisar a mis hermanos, para que no cometan el mismo
error que yo?»
Abraham le dijo: «Pero si ya
lo han oído mil veces».
El rico insistió: «Es que si
se lo dice un muerto lo creerán».
Abraham le dijo: «Mira, todos
saben ya lo que Dios quiere: que las personas cuiden unas de otras, que abran
el corazón a los más pobres, y que compartan sus riquezas. Si no lo entienden,
es porque no quieren».
Ahora escucha esta adaptación de la parábola del rico y el pobre Lázaro.
¿Qué diferencias puedes comentar a tus compañeros de clase?
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