Hola chic@s.
Hoy Jesús nos recuerda
que en toda buena fiesta no puede faltar la alegría, la amistad, el querer
ayudarnos unos a otros como buenos hermanos.
Todo esto hace que un
día normal se convierta en un día de fiesta. Pero… para que sea un éxito, Jesús
nos pide que seamos “buena gente” y que ayudemos a los demás a ser también “buena gente”.
Tú debes ser la alegría
que no puede faltar. Quizás conozcas algún lugar donde se haya acabado la alegría
y haya problemas, miedos, preocupación…
Escuchemos o leamos al
evangelista Mateo y llevemos nosotros la alegría.
Adaptación del evangelio de Juan 2, 1-11
Jesús, María y los
discípulos estaban en una boda, en un pueblo que se llama Caná de Galilea.
En mitad del banquete
María vio que se les había acabado el vino, y se lo dijo a Jesús. Él, al
principio, le dijo que todavía no era momento de empezar a hacer milagros. Pero
ella insistió.
Entonces Jesús mandó a unos criados llenar de agua unas grandes tinajas de
barro. Y luego les pidió que se lo llevasen al encargado del banquete. Cuando
lo hicieron, en lugar de agua, había vino. Y el encargado del
banquete, sin saber nada de lo que había pasado, felicitó al novio por haber
dejado el mejor vino para el final. Éste fue el primer signo de Jesús.
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