domingo, 20 de enero de 2019

Evangelio del 3º domingo de enero de 2019


Hola chic@s.
Hoy Jesús nos recuerda que en toda buena fiesta no puede faltar la alegría, la amistad, el querer ayudarnos unos a otros como buenos hermanos.
Todo esto hace que un día normal se convierta en un día de fiesta. Pero… para que sea un éxito, Jesús nos pide que seamos “buena gente” y que ayudemos a los demás a ser también “buena gente”.
Tú debes ser la alegría que no puede faltar. Quizás conozcas algún lugar donde se haya acabado la alegría y haya problemas, miedos, preocupación…
Escuchemos o leamos al evangelista Mateo y llevemos nosotros la alegría.

Adaptación del evangelio de Juan 2, 1-11
Jesús, María y los discípulos estaban en una boda, en un pueblo que se llama Caná de Galilea.

En mitad del banquete María vio que se les había acabado el vino, y se lo dijo a Jesús. Él, al principio, le dijo que todavía no era momento de empezar a hacer milagros. Pero ella insistió.
Entonces Jesús mandó a unos criados llenar de agua unas grandes tinajas de barro. Y luego les pidió que se lo llevasen al encargado del banquete. Cuando lo hicieron, en lugar de agua, había vino. Y el encargado del banquete, sin saber nada de lo que había pasado, felicitó al novio por haber dejado el mejor vino para el final. Éste fue el primer signo de Jesús.




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