sábado, 5 de enero de 2019

Evangelio del 1º domingo de enero de 2019 - La Epifanía del Señor





Hola chic@s.
Hoy tenemos una gran noticia que anunciar: la Epifanía de nuestro amigo Jesús.
Epifanía significa “manifestación”, revelación, darse a conocer, y el evangelista Lucas nos narra cómo Jesús se da a conocer a los Reyes Magos de Oriente.
Los paganos le reciben mientras que su pueblo lo rechaza. Los Reyes paganos le traen oro (regalo digno de un rey), incienso (regalo digno de un Dios) y mirra (regalo que recuerda que es hombre y tendrá que morir pues la mirra es un material para untar y embalsamar a los difuntos) mientras el poder del pueblo, representado en Herodes, lo rechazan.
Jesús nace entre nosotros para traer la Buena Noticia de que el Reino de Dios es posible si todos leemos, cumplimos y vivimos la Palabra.
Leamos, cumplamos y vivamos la Palabra y seremos  "buena gente" que construye el Reino al estilo de Jesús de Nazaret.
Cliquea sobre la imagen de abajo y escuchemos el evangelio de hoy.

Lc 2, 16-21 (adaptación)
Ya hemos conocido a Herodes, ese rey poderoso, ambicioso y miedoso que vivía en Jerusalén. Pero no era el único hombre poderoso que había por allí. Unos sabios que venían de Oriente habían llegado también a Jerusalén, siguiendo una estrella. A estos hombres sabios también se les llamaba magos, porque su sabiduría dejaba admirados a la mayoría de las personas. Cuando vio su caravana, Herodes los invitó a cenar a su palacio. Y en la cena le contaron que estaban convencidos de que la estrella los iba a llevar hasta un rey de los judíos que había nacido. Claro, Herodes casi se desmaya de la rabia. Pero disimuló, para que lo ayudasen a descubrir dónde estaba ese otro rey, y les dijo que cuando se enterasen, lo avisaran, para ir él también a verlo. En realidad, lo que quería era acabar con él. Los sabios entonces siguieron su camino, sin sospechar sus malas intenciones.

Cuando llegaron a Belén, la estrella los guio hasta el establo. Allí acababa de nacer el niño Jesús, y en cuanto los magos lo vieron, se quedaron admirados. Se dieron cuenta de que en ese niño brillaba una luz distinta, que solo los más sabios podían ver. Por eso se arrodillaron y le ofrecieron tres regalos: el oro, digno de un rey; el incienso, digno de Dios; y la mirra, digna de un hombre. Porque todas esas cosas veían.
Más tarde, mientras dormían, el ángel de los sueños les contó que Herodes quería perseguir al niño, así que, en lugar de decirle que lo habían encontrado, se volvieron a su casa por otro camino.



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